01 septiembre 2009

La respuesta esperada

Parece que el objeto de este blog sólo sea lanzar preguntas al aire, a diestro y siniestro, de manera indiscriminada. Por un lado mi personalidad, lo que define mi espíritu, es así, necesito hacerme muchas preguntas, cuestionármelo todo. Pero por otro, creo que no he elegido unos temas sobre los que sea fácil emitir respuestas claras, sencillas.
A veces pienso que, dado que las respuestas no llegan, tal vez éstas estén implícitas en las propias preguntas, y que las recibo a modo de eco. Sólo hay que aprender a escuchar el silencio. A veces, sólo a veces, pienso que mi destino es ese, cuestionarlo todo, hacerme mil preguntas sin respuesta. Quizá sea la forma que tiene mi espíritu de demostrar su existencia, formular una pregunta tras otra. Sin esperar respuesta.


(Albarracín, la muralla)

2 comentarios:

FILO dijo...

Desde luego es mejor cuestionar y cuestionarse, que dar por solucionado por cualquier duda. Aunque a veces es mejor no preguntar...ni preguntarse, pues la respuesta puede ser la no esperada o nada fácil de asimilar.

kateme dijo...

A mí tambien me encanta lanzar preguntas pero efectivamente hay que saber escuhar el silencio.
Filo tiene razón pero aún así por inesperada o dificil de asimilar que sean las respuestas, yo prefiero oirlas.
Para mí la incertidumbre es más dura...