15 noviembre 2010

Aquí no hay nadie

Decidí romper el cristal y entrar por la ventana. Al hacerlo me herí en la mano y unas gotas de sangre cayeron desparramadas. El color rojo brillante de mi sangre contrastaba con el gris del polvoriento suelo. El punto de contacto entre ambas materias parecía como una interfase entre los dos mundos, entre la vida y la muerte. ¿No es ahí donde yo me encontraba realmente?


Dentro, la escasa iluminación que dejaba pasar la ventana, desaparecía rápidamente conforme me adentraba. Las sombras que se podían apreciar en las primeras estancias por las que pasé, pronto fueron invadidas por una espesa negrura. Una sobrecogedora pero familiar quietud me rodeaba por todas partes. Allí no había nadie.


Aquí estoy envuelto en silencio. Solo. Aquí estoy rodeado de oscuridad. Solo. Esto debe ser lo más cercano que se puede estar de la nada, lo más próximo a no ser nadie, y sin embargo, durante un extraño momento, me siento inmensamente feliz. Es un instante perfecto. Una experiencia que no puedo compartir con nadie. Porque aquí no hay nadie. Aquí estoy solo.







1 comentario:

kateme dijo...

Pshhhhhhhhh!!
No quiero interrumpir tu silencio, solo que sepas que aunque esté a más de 10000 kilometros de distancia, sigo a tu lado cuando lo necesites.