05 septiembre 2007

Miedo

He quedado con los amigos en el pub. Sólo vamos a tomar unas copas mientras hablamos de nuestras cosas, nada de lo que se pueda decir extraordinario. Estamos en una primera planta, en una especie de buhardilla y yo me dirijo primero a la barra, situada en la planta baja, para pedir mi copa antes de subir. En el local se respira el claustrofóbico ambiente de los sábados por la noche, el volumen alto, la luminosidad baja y el humo en sobredosis. Cuando ya tengo la copa en mi mano me dispongo a subir las escaleras. Y es ahí, en ese momento, cuando lo noto. Es en ese preciso instante cuando me invade esa sensación, cuando lo siento. No sé, ¡es tan difícil de explicar! Noto que me falta la respiración, me oprime el pecho, el corazón se me dispara, parece como si se me fuera a salir por la boca, las palpitaciones las noto en la cabeza, un sudor frío me impregna el cuerpo... Y yo siento un gran vacío, tan grande que creo que voy a morir.

La copa se me escapa de las manos y cae estrepitosamente escaleras abajo. Eso me hace reaccionar, eso me hace huir, tengo que salir de aquí y no tengo tiempo para dar explicaciones. Desciendo las escaleras y abandono el local, rápidamente me dirijo a casa envuelto en mis extrañas sensaciones. Me voy directo a la cama, sólo quiero dormir, no quiero pensar en lo que me está pasando. Sin embargo, un nuevo pensamiento se me mete en la cabeza, es como una intuición, una premonición o una obsesión. No me puedo dormir, tengo que concentrarme en respirar, en cada movimiento inspiratorio y espiratorio, si no lo hago, si me duermo, dejaré de respirar y moriré.



(Museo Judio de Berlín)

No hay comentarios: