17 julio 2006

Pequeños gigantes

Anoche me acosté tarde. No sé, serían las 2 o las 3. El ambiente estaba paralizado por el calor, parecía que todo iba más lento, como ralentizado. Todo era más denso, más espeso, hasta los pensamientos. Tenía la mente como embotada y mis ideas iban de un lado para otro sin mucho orden ni sentido. Y, de repente sucedió. Sí, en ese instante lo vi. En ese momento supe como David pudo ganar a Goliat, de igual manera que comprendí como Don Quijote se atrevió a enfrentarse a sus pequeños gigantes. Es sencillo. Olvidarte del miedo. No temer la pérdida de nada. No dejar que te afecte lo que podría ocurrir antes de que ocurra. Enfrentándote a tus propios temores.

Algún lugar de la Mancha.

Dulces pesadillas.

Musogato.

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