12 marzo 2007

La verdad

La verdad es que no quiero hacerte daño con mis palabras, con mis ideas, con mis pensamientos. Pero a veces siento que esto puede llegar a ocurrir. Es como si mis palabras, en apariencia inocentes, inofensivas, te golpearan. Y todo por nadar contracorriente, por vivir al revés.
La verdad es que podría ser peor, podría ser más sincero. ¿Se puede ser más o menos sincero o, por el contrario, la sinceridad es un termino absoluto y se es o no se es?. Bueno, a lo mejor soy sincero pero no digo toda la verdad, ¿es eso posible?. No digo toda la verdad, pero lo que digo es verdad. Además, la verdad que no digo está ahí, escondida, oculta entre lineas, en el centro, en el fondo de una espiral de palabras.
La verdad es que soy yo el que no se atreve a enfrentarse a la verdad. Que soy yo el que tiene miedo, el que teme averiguar la verdad. Pero en este mundo que me he inventado estoy a salvo, atrapado pero seguro, desesperado pero vivo.
La verdad es que cuando decidas pasar la página, cuando decidas cerrar esta ventana o minimizarla o visitar cualquier otra dirección en tu navegador todo habrá terminado, todo habrá pasado. Momentáneamente te preguntarás por el significado, por el sentido de los párrafos que acabas de leer, pero luego lo olvidarás.
La verdad es que esto sólo son palabras, nada más que palabras.


Escalera de caracol en el interior de una sinagoga de Budapest.

Espero verte pronto.

Musogato.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todas las personas tenemos un submundo interno, en el cual buscamos nuestro refugio particular, para mitigar miedos, inseguridades, soledades,... etc, a los q tenemos q enfrentarnos diariamente. En este "submundo", está permitido todo, engañarnos a nosotros mismos, soñar, imaginar, "crearnos expectativas", falsas o verdaderas,no sé se pueden llevar a cabo muchas acciones o pensamientos, q seguramente sin darnos cuentas saldrán al exterior en un momento dado de nuestra vida. No te sientas diferente por tener miedo, pq todas las personas lo tienen, y seguramente es ese miedo el que nos hace movernos, reaccionar, en definitiva vivir. Habría que intentar apaciguar, calmar, enriquecer y aceptar este submundo personal e intrasferible, para vivir en paz y encontrar la "tranquilidad" anhelada, pero esta tarea puede durar mucho tiempo, por lo que no hay q impacientarse.