07 noviembre 2010

Mi mundo

El día que quise volver a mi mundo me encontré con la puerta cerrada. Por mucho que busqué en mis bolsillos no encontré ninguna llave. No se me ocurrío ninguna forma de abrir la puerta, y forzarla o intentar echarla abajo no hubiera sido una buena idea. Te lo digo yo que la tenía delante. Asumí que hay puertas que no se pueden abrir, que no se pueden traspasar.


Entonces pensé que había otra forma, que había otro modo de entrar en mi mundo. Las ventanas. Las ventanas no tenían rejas, nunca hicieron falta. Así que me acerqué a una de ellas. La pintura roja del marco estaba desconchada, como si hiciera un siglo que nadie se ocupara de ella. Miré a través de los cristales, y todo lo que alcancé a ver fue una negra oscuridad. Todo lo que pude ver fue la nada.


No había ninguna duda. Estaba en mi mundo.







1 comentario:

Kateme dijo...

En tu mundo y en el de cada uno de nosotros, en la nada.
Bss desde el mas allá que pronto se volverá el mas acá.