13 julio 2009

La cueva

¿Recuerdas cuándo hace tiempo me pasaba largos periodos desaparecido? Eran como pequeños encuentros conmigo mismo, donde se supone que al final tenía que alcanzar alguna conclusión vital. Eran periodos de extrema debilidad, en los que no sabía enfrentarme a la realidad de otra manera. En estos periodos, a veces largos, no admitía ninguna intromisión en mi cueva. Ninguna.

Es difícil describir lo que hacía durante este tiempo, básicamente distanciarme de los recuerdos que me habían llevado hasta allí, básicamente nada. Al final, por mero hastío, siempre acababa regresando al mundo de los vivos, por mucho que odiara la mediocridad del mundo, en el fondo seguía siendo mi mundo.

Lo bueno es lo que haces al salir de la cueva. Con bríos renovados intentas reincorporarte a la normalidad haciendo cosas normales. Porque crees que es lo que la gente espera de ti, que seas una persona normal y hagas cosas normales, y no cosas extrañas como encerrarte en una oscura cueva para acabar no sacando nada en claro.

Pero ahora necesito volver a la cueva durante un tiempo. Vuelvo a sentirme débil, aunque sorprendentemente es una sensación que no me desagrada. Y cuando salga de mi cueva, y regrese a este mundo, quiero dejar de hacer cosas normales. Quiero dejar de intentar parecer normal. Quiero ser yo. Simplemente yo.

2 comentarios:

FILO dijo...

Ser anormal, si uno quiere, también debe de ser normal, pues es una elección libre (lo de anormal no es peyorativo, que conste). Patrick Watson te ha dado fuerte, se nota.

musogato dijo...

Sí tío, me encanta. Por cierto, que tú también has venido fuerte de London, te has puesto al día en un plis plas!!! Ya echaba de menos tus comentarios...