06 abril 2009

Al oeste del sol

Recuerdo cómo no hace mucho tiempo disfrutaba de los amaneceres. Por las mañanas, cuando me dirigía al trabajo, podía presenciar preciosos nacimientos de sol, cerca de la orilla del mar.

La carretera circulaba paralela al mar. Me gustaba escuchar canciones de At Swim Two Birds mientras conducía, presenciando al mismo tiempo la salida del sol. Si cierro fuerte los ojos todavía puedo ver como por el este, al final del horizonte, sobre la casi imperceptible línea en que se unen el cielo y el mar, asoma espléndido un sol grande y rojizo.

Durante bastantes minutos, distintas tonalidades de rojos, marrones, naranjas, ocres y amarillos se combinan entre sí creando impresionantes e irrepetibles vistas, fantásticos paisajes. Hasta que finalmente un luminoso azul se impone sobre el resto de los colores, señal irrefutable del comienzo de un nuevo día.

Todos los días igual, pero cada día era distinto, cada día era mejor si cabe. Tenía la costumbre de comparar cada amanecer con el del día anterior. Tenía la costumbre de comparar lo incomparable.

Luego ocurrió lo inevitable, cambié de trabajo, cambié de destino, y dejé de transitar por esta carretera. Dejé de conducir tan cerca del mar, a esas horas. Deje de viajar hacia el norte por el oeste del sol.

Al principio eché de menos todo este espectáculo matinal, todos estos colores, todos estos contrastes. Todas estas emociones. Al principio lo eché mucho de menos. Pero luego pensé que no era para tanto. A fin de cuentas todo esto era siempre parecido, por mucho que me empeñara en lo contrario. Día tras día amanecía casi a la misma hora. Los colores eran realmente similares. El sol siempre salía por el mismo lado.

Ahora pienso que mañana me gustaría presenciar un amanecer diferente. Que me gustaría ver otros colores, colores nunca vistos. Mañana me gustaría contemplar un paisaje distinto, sorprendente. Mañana me gustaría que, aunque sólo fuera por una vez, el sol saliera por otro sitio. Por donde le dé la gana.


(Mar Egeo, verano 2008)

5 comentarios:

GARIMBA PRODUCTIONS dijo...

HOLA!!!!! ME HA GUSTADO MUCHO LO QUE DICES EN ESTE POST,SABES? A MI ME GUSTARIA DESPERTAR Y AMANECER EN OTRO MUNDO, EN OTRO LUGAR, EN OTRA VIDA........DONDE TODO FUESE DIFERENTE, UN ABRAZO.

musogato dijo...

Gracias Garimba! Tú, más que nadie, sabes de que estoy hablando...

FILO dijo...

Yo soy más del atardecer y en ellos creo que se producen más contrastes de colores. Por cierto la canción le pega a un amanecer tranquilo pero sin pausa, si señor.

Anónimo dijo...

Qué curioso! durante un tiempo, pero de eso hace ya unos veinte años, yo hacía un recorrido diario parecido para ir al trabajo. Al desplazarme en autobús, me permitía viajar contemplando los colores del amanecer en ese mar que tanto me relaja, y soñar despierta en una duermevela mágica que transformaba aquellos momentos en inolvidables. Entonces y ahora me parecían la mejor manera de empezar la mañana: soñando.

musogato dijo...

Gracias.