31 julio 2008

Fueron felices y comieron perdices

Las perdices no me gustan. ¡Vaya manera de acabar un cuento! Con esto queda demostrado que lo que viene después del final de los cuentos no es más que la cruda realidad. Los príncipes se casan, pero luego llegan los problemas. Al principio tienen serias dificultades de convivencia, y también problemas para que ella se quede embarazada, y luego, tras una intensa terapia, cuando por fin lo consiguen y tienen un hijo, se dan cuenta de que el niño no es la solución a los problemas que tenían. El amor se ha acabado y ya ni siquiera se pueden soportar. Terminan por separarse tres años después de haber contraído matrimonio, tras varias denuncias por malos tratos de por medio. Sus majestades los Reyes (o sea, los padres) no se lo pueden creer, ni nadie en la corte (es decir, los amigos y demás conocidos). Y no quiero seguir contando lo que el futuro les deparará a los príncipes, pero todavía les espera, en sus respectivas vidas, un accidente de tráfico y una grave enfermedad. Cosas reales. Cosas del destino.

En la vida real no nos gustan las perdices. En la vida real nos gusta acabar las historias de otra manera. De una forma algo más neutral. Algo así como colorín colorado este cuento se ha acabado.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado. Al menos de momento. Al menos hasta septiembre.

Felices vacaciones. Feliz verano.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y HAY MÁS DE UNO QUE LE ECHA "CUENTO" PARA COMERSE ALGUNA PERDIZ.

HAPPY SUMMER AND HOLIDAYS FOR YOU, TOO.