04 junio 2007

Fantasmas

Tenía pensado dejar de “postear” un tiempo con el objetivo de descansar y volver con el ánimo renovado más adelante (de ahí el “continuará” del último post), pero el otro día me sucedió algo que no me puedo resistir a contarte. Algo a lo que no le encuentro una explicación fuera de lo sobrenatural, aunque puede que no sea para tanto y que me esté calentando demasiado el tarro. A ver que te parece.

Yo vivo en una urbanización que dispone de un parking subterráneo. Tengo dos plazas de parking vecinas, con una de ellas existe un pequeño espacio de separación, o zona de paso, que es el que me permite poder acceder al coche, y también al maletero y a la puerta del trastero que está al fondo de la plaza. Un día, de estos que llegas hecho polvo a casa después de una dura jornada de trabajo, me encontré una moto roja aparcada en esta zona de paso, lo cual me ocasionó enormes problemas para poder bajar del coche y además me impedía totalmente acceder al maletero y al trastero. Es el tipo de cosas que me joden profundamente, me fastidia mucho que la gente no piense en los demás, aparte de que, obviamente, está prohibido obstaculizar esta zona. El caso es que pasaban los días y la moto seguía ocupando este lugar. Esto coincidió con una semana en la que yo estaba especialmente atareado y todas las noches llegaba tarde a casa. Estaba bastante molesto con el asunto y pensé en escribir una nota para dejarla en la moto y que mi vecino se diera cuenta de los problemas que me acarreaba, pero como estaba tan liado esos días, fui posponiendo el tema. Sucedió entonces que un buen día deje de ver la moto estacionada ahí, pasaron los días y las semanas y no volví a saber nada de ella. Hasta aquí la primera parte de la historia.

El otro día coincidí en el ascensor con un vecino que era el vivo retrato del calvo de la lotería. Al parecer vive justo encima de mi piso, pero yo era la primera vez que lo veía. Por una de esas coincidencias de la vida resulta que mi vecino de piso lo es también de parking. El calvo de la lotería resultó ser el dueño de la moto roja. Cuando se dio cuenta de que yo era su vecino de plaza de parking inició la siguiente conversación:

- Oye perdona por lo de la moto, – empezó diciendo – en cuanto leí la nota la quité. Como no te conocía no te pude decir nada pero ahora que coincidimos aprovecho para pedirte disculpas.

-¿De qué nota habla?

-La que me dejaste en la moto, en la que me decías que te molestaba para poder acceder al maletero de tu coche y también al trastero.

- Verá, yo es que no he escrito ninguna nota. Es verdad que pensé en hacerlo, porque es cierto que la moto me molestaba, pero no llegué a escribir la nota porque a los pocos días deje de ver la moto.

- Pues te puedo asegurar que alguien dejó una nota, y sólo tiene sentido que hayas sido tú, eres el único a quién podía molestar la moto.

- Pues yo no he sido – yo cada vez flipaba más.

- La verdad es que pensé que se trataba de una mujer, - continuó diciendo el hombre, también algo mosqueado - porque me pareció letra de mujer...

- Yo vivo solo, o sea que es imposible. Me está dejando alucinado. No me lo puedo creer...

- Yo tampoco lo entiendo, pero te puedo asegurar que es cierto, no me invento nada. Suelo guardar todos los papeles y creo que la nota la tengo por casa. Si la encuentro te la enseñaré.

De esta manera nos despedimos, yo no pude dejar de darle vueltas al asunto durante mucho rato y de hacerme mil preguntas, ¿quién escribiría la nota? Y ¿porqué?. Al único a quien le interesaría escribirla es a mí, a nadie más le molestaba la moto, pero yo no fui, de eso es de lo único que puedo estar seguro. Ahora sólo deseo que llegue el momento en el que pueda ver la misteriosa nota. Aunque a esto también le he dado muchas vueltas y he llegado a una conclusión. Sólo pueden haber dos posibilidades, o es la letra de una mujer que no conozco (no sé, de un fantasma quizá, o de un espíritu, o mejor, de mi ángel de la guarda que escribió la nota por mí porque esos días andaba yo muy atareado), o la segunda opción es que se trate de mi propia letra. Y la verdad, no sé cual de las dos opciones me asusta más.


(Post especialmente dedicado a Los Fantasmas Del Castillo)


3 comentarios:

bubaluuu dijo...

Menuda historia se me han puesto los pelos de punta!A mi lo unico que se me ocurre es que la escribieras tú y no te acuerdas de haberlo hecho,pero que no te acuerdes aunque fueras muy liado me marece tb muy fuerte.
Ah!ya lo sé,es la pava del otro lado.Si el otro aparcaba la moto ,tú tenias menos sitio y entonces te pegarías más a ella y como es una trasta no podía aparcar ni de coña.Entonces le ha puesto la nota para su bien(bueno y el tuyo)
Pq la verdad en fantasmas de esos de los que hablas no creo mucho.
Espero que me mantengas informada.

musogato dijo...

Te puedo asegurar que yo no he sido, al menos conscientemente. Con respecto a la vecina del otro lado, es una posibilidad en la que también he pensado, pero ¿porqué escribiría una nota haciéndose pasar por mí?, podría haber escrito la nota explicando sus propios motivos (que yo pegaría mi coche más al suyo y estrecharía más su plaza, por ejemplo), además, ¿cómo sabía ella que la moto no era mía?, no nos conocemos, por lo tanto ¿cómo se arriesgó a hacerse pasar por mí si la moto podría haber sido mía?, no sé, es un poco mosqueante todo...

acabator dijo...

Pues yo creo que es un fantasma, pero de carne y hueso, no sé pero es muy raro. La verdad es que si me hubiera pasado a mí estaría super mosqui, así que investiga pero ya¡, que necesito saber el desenlace.