No pasa nada

No, últimamente parece que nunca pasa nada. Todo está tranquilo. Todo parece en orden. Nada se sale de lo normal. Nada ni nadie me sorprende. Ni yo mismo me sorprendo.

Últimamente veo el mundo que me rodea relajado, como un mar en calma. Siento que mi vida es como un pequeño barco de vela, que avanza sigilosamente gracias a una suave brisa. Sin estrépitos. Sin sobresaltos.
Estos días tranquilos veo que todo encaja perfectamente, es como un cuadro ya terminado de un paisaje. Los edificios están en su sitio porque tienen que estar ahí, el barco navegando por el río porque ahí es donde esperamos verlo, la catedral y el puente en su lugar predeterminado, y así con todo lo demás. Sí, ya sé, me dirás que si las cosas hubieran estado en otro lugar yo también diría que estaban en su sitio y tienes razón, pero estoy hablando de una sensación, de un sentimiento.
El caso es que toda esta calma y paz, toda esta tranquililidad, todo este orden que entra por mis ojos no se traduce luego en un estado interior similar. Yo quiero estar tranquilo por dentro pero no lo estoy. Veo que todo esta bien pero yo no me siento bien. Hasta tal punto esto es así que llego a sentirme desesperado. Quiero que pase algo pero no sé el qué. Ansío precipitar los acontecimientos, pero no sé cuáles.

Londres.

Te deseo un día tranquilo, por dentro.

Musogato.