07 febrero 2007

La necesidad de lo innecesario

Llevo unos días en que necesito comprarme una chaqueta. Pero no una chaqueta cualquiera, no, es una chaqueta especial. Se trata de una de esas americanas de pana, de pana negra, con la cintura algo entallada, con muchos bolsillos y con unas tiras abotonadas encima de los hombros que no sé como se llaman. Desde que la ví en el escaparate de esa tienda no veo el momento de ir a comprarla. Me hace falta una chaqueta así, la necesito.
Seguro que tú también has sentido alguna vez una necesidad parecida. Da igual que se trate de una chaqueta, de unas gafas de sol, de un colgante, de un mueble para la casa, de unas llantas nuevas para el coche o de un reproductor de mp3. Es una sensación algo inquietante porque esta necesidad se convierte rápidamente en una exigencia que te haces a ti mismo, en un requisito indispensable para continuar viviendo, porque sino, no desaparecerá la ansiedad que sientes. No solo quieres algo, sino que lo quieres ya.
El problema es que lo que necesitas, lo que es tan importante y casi fundamental, deja de ser necesario en cuanto lo tienes. Un objeto determinado puede pasar rápidamente de ser imprescindible para el normal funcionamiento de tu existencia, a ocupar un oscuro y olvidado rincón en el armario de tu memoria.
Cuando por fin consigues lo que crees que necesitas y satisfaces esa ansiedad creada tu subconsciente se pone en marcha de nuevo, para buscar otra necesidad. Es como si, sin ese afán de querer algo, no pudiéramos vivir. No nos damos cuenta de que en realidad no importa lo que crees que necesitas. No nos damos cuenta de que lo que en realidad necesitamos es necesitar.

Gente buscando cosas que creen necesitar en el más bonito mercado de Budapest.

Hasta la semana que viene.

Musogato.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola musogato!! Cuanta razón tienes, pero que difícil es no ser así. Yo creo que va incluido en los genes de la mayoría de las personas no? Hay que llenar la vida de más experiencias para dejar de necesitar tanto, al menos tantas cosas materiales...

Un saludo!
Una "necesitadora" empedernida.