22 enero 2007

Irreversible

Sí, a menudo me siento como si estuviera en esa situación, en ese callejón sin salida, y créeme, lo he intentado, he intentado volver atrás.
Es un sitio oscuro, está sucio y la humedad te penetra hasta el alma. Las paredes de los edificios que conforman el callejón están ennegrecidas, supongo que producto de la contaminación de tantos años. No hay más que fijarse en el estado de estas paredes para apreciar que esos edificios llevan ahí mucho tiempo. Desde mucho antes de que tú o yo viéramos la luz por primera vez. Está anocheciendo, pero aún así miro hacia arriba y puedo distinguir las cuatro o cinco plantas de estas construcciones. Tienen ventanas, pero todas las que vienen a dar al callejón son pequeñas, cuadradas y con barrotes de un oxidado hierro.
Sólo hay una puerta que da al callejón, está en lo alto de tres o cuatro escalones. Alrededor de esta pequeña escalera hay varios cubos de basura, de esos grandes, cilíndricos, metálicos que tantas veces has visto en las películas de Hollywood. La puerta está entreabierta, apenas una rendija de unos centímetros, pero lo suficiente para dejar escapar un haz de luz que se proyecta horizontalmente sobre la calzada y divide el callejón en dos. Por el olor sé que se trata de la puerta de servicio de un restaurante chino, inconfundible.
Mi única compañía son unos cuantos gatos, casi todos negros. Sus ojos brillan en la oscuridad, y puedes distinguir a algunos de ellos rebuscando entre los cubos de basura y a otros lamiendo el agua de pequeños charcos formados tras la lluvia de ayer. En uno de esos charcos veo reflejada la luna, está casi llena, pero en el reflejo solo puedo distinguir formas abstractas y en movimiento. Por algún motivo es roja. La luna es roja.
No tengo ni idea de donde estoy. Solo sé que estoy solo y perdido. Durante unos segundos barajo las posibilidades y me doy cuenta de que solo tengo dos opciones, bueno quizá tres, pero la tercera la descarto enseguida. No me atrae nada la idea de entrar en el restaurante chino, parece que el destino me está encaminando hacia él, pero a mí no me gusta nada esa opción. Por suerte o por desgracia no creo en el destino.
Intento volver atrás. Pero debe ser que no todo en la vida es reversible, porque cuando me doy la vuelta ya nada es igual. Yo quiero retroceder, encontrar un lugar de mi pasado, reencontrarme conmigo mismo y retomar un nuevo camino, esta vez conocido, esta vez correcto. Pero no. No hay vuelta atrás. Intento encontrar el camino por el que he venido, pero por más que lo intento, ya no reconozco nada, nada me es familiar. A cada paso que doy estoy más perdido.
.
Reflejo de una copa de vino sobre el mantel en un restaurante de León.
Hasta la próxima.
Musogato.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Musogato!!!
Ya veo que te has animado a seguir con el post anterior.Primero quiero decirte que no he entendido bien una de tus opciones ( entrar en el chino, volver atrás y ....)Me la puedes explicar? Y segundo, lo más importante de todo, es animarte a seguir adelante. Si quieres regresar por el mismo camino y no recocnoces nada no te agobies.Todo cambia, nada permanece, pero si que tienes que tener en cuenta que lo verdadero siempre está ahí,aunque cambie de color, de forma, siempre,siempre estará ahí.Como tú dices nos gustaría retroceder pero el tiempo pasa....
Sigue adelante y encuentra aquello que te haga feliz, pero eso sí sobre todo, perdido o no, busca el camino de la felicidad.
Saludos!!!

Anónimo dijo...

Una pregunta musogato, todo esto q relatas: es un sueño o de verdad te sientes así?. Si es un sueño, despierta pq es muy siniestro y oscuro (sobre todo por los gatos), y si no es un sueño q es una realidad q sientes, espabila, abrete a la vida, al mundo, busca, comparte, analiza, reacciona, no sé, haz algo pq si no la vida se hace muy cuesta arriba vivirla, y además te puede traer consecuencias (lo digo por experiencia). Intentar encontrarse a sí mismo es la búsqueda sin fin de los humanos, y no sé si algún dia se podrá conseguir, pero puede ser q en esa búsqueda descubras cosas interesantes, enriquecedoras, pequeñas luces en el camino, por las q puede merecer la pena vivir esta vida, momentos que te dan fuerza para vivir lo demás. Busca esos momentos. Un beso y a ver si me llevas al Ikea de una vez.

Anónimo dijo...

Siento mucho que te sientas así. Espero que encuentres el camino que deseas, aunque eso te lleve un tiempo. Es duro, sí, pero creo que cuando lo encuentres habrá merecido la pena la espera. Al menos yo creo haberlo encontrado.
Gracias por tu blog.

musogato dijo...

Pues es un poco la mezcla de las dos cosas. Evidentemente hay algo de mí en lo que escribo, y claro que me he sentido así alguna vez, tú no?. Pero también hay ficción, que posiblemente tenga ese tinte dramático que tanto me gusta, pero no deja de ser fantasía.
No quiero que te preocupes por mí, con mi nueva forma existencialista de afrontar la vida no corro ningún peligro por pensar así, te lo aseguro.

Con respecto al primer comentario, pues no es que no hayas entendido bien la tercera opción, es sencillamente que no la he puesto. Aunque no sé si decírtela porque después del segundo comentario... (es broma, jeje). Bueno, pues la tercera opción sería quedarme ahí, en el callejón, en mi infierno creado, con los gatos, con los cubos de basura y con la luna roja. Metafóricamente es una forma de hablar de suicidio y por eso la descarté.
Pero se me acaba de ocurrir una 4ª opción, esta igual os gusta más, es quizá la más irracional de las posibilidades pero quizá la más liberadora, la que más casaría con alguno de los consejos que me dais. Podría desprenderme de mis preocupacones, de mis fracasos, de mis errores, de mis antiguas heridas, de tal forma que mi peso mental se redujera a la nada. De esta manera mi cuerpo, con su nueva estructura molecular compuesta básicamente de nada, podría comenzar a elevarse sobre el suelo, levitar, ascender. Así me elevaría hasta dejar allá abajo, apenas irreconocible, el callejón mal llamado sin salida.

Muchas gracias por vuestros comentarios.

Anónimo dijo...

Yo tengo otra solución a esto… a lo mejor os parece una tontería pero….
Y si simplemente, me quedo durmiendo en mi callejón, 24 horas enteras, y cuando me despierto, en el mismo sitio, a la misma hora, resulta que la luna se refleja otra vez en el charco, pero ya no es roja, es blanca y está llena…es preciosa. Y como hay más claridad veo que los gatos no son negros, sino grises. Y resulta que el camión de la basura ha pasado, aunque yo no lo haya oído y los cubos están vacíos, ya no huele. El chino sigue siendo un chino, pero parece que ese día también huele diferente, hasta me está entrando apetito!! Como todo está más claro, me doy cuenta también que los edificios siguen siendo negros, pero hay una escalera de incendios, y que la ventana que está más alta, que ayer casi no veía, tiene rotos los barrotes, y se puede entrar. Sigo sólo, y perdido, pero subo la escalera y me cuelo por la ventana, y encuentro una habitación con una cama enorme y blandita para descansar.. como no había visto antes esto!!! Y sabes, ya estoy en el edificio, y puede que mañana llame a alguna puerta, a ver que sorpresas encuentro detrás. Cada día una diferente. Y más aún. Miro desde arriba mi callejón, y me gusta. Puede que más tarde vuelva a bajar y me quede un rato ahí. Además, los gatos no paran de maullar!! Me estarán echando de menos??

Tú lo dijiste antes…todo depende del cristal por el que se mire…

Un saludo!

musogato dijo...

Jaja! Me encanta!
De nuevo gracias...